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féministes/ estudos feministas Historia de las mujeres en el Perú Sara Beatriz Guardia Androcéntrica y patriarcal En este dossier elaborado especialmente para la Revista Labrys, presentamos a través de una visión colectiva varios aspectos y períodos de la historia del Perú en los cuales las mujeres aparecen como sujetos y actores sociales e históricos. Sin embargo, hasta el siglo XIX, las mujeres que aparecen en el discurso histórico son excepcionales por su belleza, virtudes o heroísmo, las demás no existen en una historia fundada en personajes de la elite, batallas y tratados políticos. Una historia que refleja la visión, pensamientos y manifestaciones de quienes la han escrito, todos hombres en su mayoría de clases y pueblos dominantes que se erigieron según el modelo androcéntrico, en el centro del poder ejercido en el espacio público y en un tiempo cronológico. En consecuencia, el único capaz de gobernar y dictar leyes, mientras las mujeres ocupan un lugar secundario, en el espacio privado y alejadas de los grandes acontecimientos de la historia. Conocer ese otro lado de la historia, ese conocimiento surgido desde la otra orilla, y desde otro saber, es el objetivo de la historia de las mujeres. Solo entonces será posible analizar las relaciones desiguales entre hombres y mujeres, valorar sus experiencias y actividades, explorar las representaciones que las cubren, y encontrar su verdadero rostro. Tarea nada fácil si se tiene en cuenta la limitación de las fuentes, en su mayoría diversas, complejas y difíciles de predecir. Pero que duda cabe que la creciente importancia que ha cobrado la historia social, se debe, entre otros factores, al estudio de grupos anónimos -cómo las mujeres- que a pesar de no haber figurado en la historia oficial constituyen un factor fundamental para una mejor comprensión de los procesos sociales y económicos. La investigación de la historia de las mujeres, tiende pues a cuestionar la imagen estereotipada de su pasividad en la sociedad, dando paso a su papel como realizadoras, o si se quiere, como personas que actúan y cuyo accionar contribuyó - y contribuye- decididamente en la formación y desarrollo de nuestro país. Significa ubicarla como sujeto de cambio, es decir, como sujeto histórico1. Lo que implica, a su vez, reescribir la historia desde una alternativa contestataria2. La intensa movilización social y política en favor de los derechos civiles, la justicia social, la autodeterminación de los pueblos y la independencia política y económica que se produjo en la década de 1960, posibilitó el cambio del discurso de la historiografía tradicional: Edward Thompson, definió por primera vez el concepto de clases en términos de cultura, en cuyo estudio las expresiones literarias y artísticas cobran incluso más relevancia que los datos económicos (Iggers, 2000). Michel Foucault, situó el análisis de la explotación vinculada hasta entonces al control político y económico, a una red de poder que incluye a la familia, la cultura, el conocimiento y la sexualidad. Mientras que Philippe Ariès y George Duby, plantearon una serie de interrogantes respecto de lo privado en una sociedad, los límites entre lo público y lo privado, la familia y sexualidad3. Fueron también importantes: Women in Iberian Expansion Overseas, 1415-1815, de Charles Boxer, y Out of our Past: The forces that Shapped Modern America, de Carl Degler. La introducción del género como categoría, el desarrollo de la historia social, la historia de las mentalidades, y el auge de la antropología, posibilitaron conocer que la pertenencia a uno u otro sexo configuran diferentes actitudes, creencias y códigos en una sociedad determinada; lo que a su vez confirmó que los estudios de la mujer y de la historia de las mujeres, no se pueden reducir al sexo como sinónimo de sexualidad, sino que éstos deben abarcar a toda la sociedad. De lo contrario, las diferencias físicas legitiman las relaciones de poder existentes, y por tanto el sexismo al igual que el racismo, negándole al “otro” grupo “el derecho a ser diferente sin que se le castigue por ello. En otras palabras, se discrimina a aquellos que real o presumiblemente viven, deben vivir, o quieren vivir de un modo distinto al del grupo que dicta las normas y los valores culturales”4. Si hasta entonces el rol de las mujeres había estado circunscrito a la lucha por el sufragio y a la igualdad en el trabajo, la nueva historiografía abrió una nueva perspectiva respecto de sus experiencias. Lo cual, como es de suponer, no está exento de retos porque esta nueva manera de abordar la historia, significa la revisión de modelos que han impregnado a todos los grupos sociales, implica analizar los factores diferenciales que afectan a las mujeres, y "por consiguiente, la necesidad de recurrir a las más variadas fuentes para poder captar y reconstruir esa realidad heterogénea"5. Para Jacques Derrida, se trata de reemplazar la lógica tradicional practicada en las ciencias sociales por una nueva manera femenina de abordar el pensamiento crítico. Con lo cual coincide Joan Scott, cuando señala que la historia de las mujeres debe escribirse siguiendo una lógica de investigación diferente a la aplicada en la historiografía tradicional. En esa perspectiva, la reconstrucción del pasado femenino supone un cambio de paradigma6, reformular las categorías del análisis histórico7, con nuevos modelos interpretativos. En buena cuenta, asumir la historia social desde una dimensión que considere que las relaciones entre los sexos son construcciones sociales, y que por lo tanto las relaciones desiguales entre hombres y mujeres son producto de ciertos mecanismos que expresan las contradicciones inherentes a toda formación social8, cuyo estudio guarda relación con otros que analizan las relaciones entre grupos sociales. La historia de las mujeres se presenta así como un elemento transformador de las mismas mujeres; el hecho de saber que tiene una historia propia se convierte en un elemento transformador de la conciencia femenina y constituye un paso decisivo para su emancipación. Porque una nueva historia significa cambiar todo un andamiaje de ideas y creencias, y transformar las actividades femeninas en experiencias definidas y trascendentes. No es muy difícil imaginar que entonces sus experiencias y vivencias serán valoradas en el curso del desarrollo de la humanidad, la cultura y la civilización. Historia de las mujeres peruanasEl interés por el estudio de la historia de las mujeres en el Perú se inició en la década de 1970 con importantes contribuciones: Micaela Bastidas y las heroínas tupamaristas (1972), de Juan José Vega; The position of women in Inca society, publicado en 1975 por Irene Silverblatt, así como también “Principios de la organización femenina en el Tawantinsuyu” (1976); “Sexo y coloniaje” (1977), de Pablo Macera, incluido en el Tomo III de Trabajos de historia, publicado por el Instituto Nacional de Cultura. En 1980, Anne Marie Hocquenghen y Patricia Lyon, escribieron: “A class of anthropomorphic super natural female in Moche Iconography”9. Entonces esos libros constituyeron una importante fuente para el estudio de la historia de las mujeres peruanas10, aunque ninguno de sus autores se propusiera tal objetivo. Los primeros en abordar el tema de la mujer y la historia fueron Pablo Macera y María Rostworowski, durante el Primer Seminario Nacional de Mujer e Historia en el Perú, realizado en 198411, con sendos trabajos bajo el título: “La mujer en la historia del Perú”. En 1985, apareció la primera de edición de mi Mujeres peruanas. El otro lado de la historia, cuya segunda edición se publicó en 1986, la tercera en 1995, y la cuarta en el año 2000 prologada por Michelle Perrot12. Según las historiadoras españolas, Maria Teresa Diez y Celia Percero, “aparte de las síntesis comparadas hispano o iberoamericanas, solamente apareció un estudio en 1985 que se pueda llamar general de la historia de las mujeres peruanas: Mujeres peruanas. El otro lado de la historia, de la periodista y escritora Sara Beatriz Guardia, elaborado bajo una perspectiva comprometida con el feminismo de izquierda y de solidaridad con lo indígena. En aquel momento, este trabajo visibilizaba una experiencia histórica negada a las mujeres, que significaba la de las indígenas prehispánicas y coloniales. Micaela Bastidas y las caudillas de la rebelión tupamarista ocuparon en la publicación un lugar destacado, interés por el tema que hallevado a su autora a otro ensayo más detallado sobre la heroína india. El texto de Mujeres peruanas, en su cuarta edición actual, continúa siendo la única síntesis de tiempo largo en el Perú, y singular por la constante actualización de contenido que su autora viene realizando en las sucesivas impresiones”13 También en 1985, se publicaron dos artículos referidos al tema: “Inquisición y mujeres: las hechiceras en el Perú durante el siglo XVII”, de María Emma Mannarelli publicado en la Revista Andina; y “La mujer en el Perú prehispánico”, de María Rostworowski, en la revista Mujer y sociedad. Un año después, en 1986, María Rostworowski publicó La mujer en la sociedad prehispánica. (Lima: Instituto de Estudios Peruanos); y en 1989. Doña Francisca Pizarro. Una ilustre mestiza 1534-1598. (Lima: IEP). En 1990, Irene Silverblatt, Luna, Sol y Brujas. Género y clases en los Andes prehispánicos y coloniales. (Cusco: Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas); y en 1992, Maritza Villavicencio. Del silencio a la palabra. Mujeres peruanas en los siglos XIX-XX. (Lima: Ediciones Flora Tristán). El interés que empezaba a concitar el tema se evidenció en 1996, cuando el Centro de Documentación sobre la Mujer, Cendoc, organizó el primer evento orientado al estudio de la historia de las mujeres peruanas con el objetivo “de aportar al conocimiento del pasado de las mujeres, y de las relaciones de género. Y, al dar a conocer cómo, aún en medio de las relaciones asimétricas entre los sexos, mujeres de distinta posición social y origen étnico hicieron uso de recursos creativos para hacerse un lugar en la sociedad, contribuir al proceso de participación de las peruanas del presente en la sociedad”14. Durante el Congreso “Mujeres y género en la Historia del Perú”, se abordaron temas referidos al Perú Colonial y Republicano, a través de ponencias que aportaron al estudio de la presencia de las mujeres en el proceso histórico de nuestro país. También en 1996, Francesca Denegri, publicó: El abanico y la cigarrera. La primera generación de mujeres ilustradas en el Perú. (Lima: IEP- Flora Tristán). A comienzos de 1997, y con apoyo del historiador Pablo Macera, y los escritores Roland Forgues de la Universidad de Pau (Francia) y Marco Martos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Perú), conformé la comisión que convocó la realización en Lima el Primer Simposio Internacional La Mujer en la Historia de América Latina, que tuvo lugar en Lima entre el 27 y 29 de agosto de ese año, con el objetivo de articular la presencia de la mujer en los diferentes procesos, y contribuir a la formación de un campo de estudio histórico que de respuestas relativas al rol que cumplieron las mujeres en las sociedades prehispánicas; el impacto que significó la conquista española; mestizaje, cultura afectiva e identidad criolla en los siglos XVI-XIX; posición de la mujer durante el periodo colonial: relaciones de poder y género, cultura, religión, educación, literatura y periodismo en los siglos XVII-XIX; percepciones de la mujer en los siglos XIX-XX; escritura femenina e historia en el siglo XX; la mujer en el discurso histórico y social del siglo XX. Presentaron en 27 ponencias, investigadoras (es) y profesoras de Australia, Brasil, Estados Unidos, Francia, México, Perú, Polonia y Venezuela. La riqueza de las exposiciones y del debate académico me impulsaron a fundar en el marco del Primer Simposio, un centro de estudio de la historia de las mujeres que se constituyó en noviembre de 1998 bajo el nombre de: Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL, la única organización en el Perú dedicada al estudio de la historia de las mujeres de nuestra región. Desde su fundación, CEMHAL ha fomentado el estudio de la historiografía desde una perspectiva de género, promoviendo un campo de estudio interdisciplinario de la historia de las mujeres en América Latina. Con este objetivo, apoya la investigación de la historia de las mujeres difundiendo trabajos a través de su web, así como reseñas de libros relativos al tema de estudio, y brinda constante asesoría en aras de fortalecer la coordinación y el intercambio entre investigadoras (es) de diferentes países. En octubre del 2000, CEMHAL, organizó el Segundo Simposio Internacional La Mujer en la Historia de América Latina, con un orden temático similar al del primer simposio, esto es: La mujer en las culturas prehispánicas; La mujer en la visión de los cronistas; La conquista; Familia e identidad en los siglos XVII-XX; Presencia de las mujeres al final del período colonial y albores de la República; Escenarios del feminismo; Política, Ciudadanía y Derechos de las Mujeres; Escritura femenina siglos XIX-XX; Historia de la Mujer: Revisión historiográfica y tendencias. Posteriormente, desde enero del 2001 hasta junio del 2004, CEMHAL, organizó una Red de Investigación sobre la Historia de las Mujeres en América Latina, que contó con una importante presencia académica. En agosto del 2006 CEMHAL organizó el Tercer Simposio Internacional Escritura Femenina e Historia en América Latina, auspiciado por la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Se presentaron 49 ponencias que abordan cuatro grandes momentos de la escritura de mujeres en América Latina agrupadas en Escritura fundacional de los conventos (9 ponencias); Imágenes de las mujeres e identidad femenina colonial (3); Románticas del siglo XIX (4); Rebeldes del siglo XX, las novelistas (12); Dramaturgas y poetas (7); El cuerpo y el deseo (3); Discrusos de género y práctica histórica (4); Militancia política. Violencia y exilio (2); Nomadismo (2); Crítica feminista y canon literario (3 ponencias). CEMHAL ha publicado tres libros en los últimos cinco años. · Historia de las Mujeres en América Latina. Juan Andreo y Sara Beatriz Guardia (Editores). Murcia: Universidad de Murcia – Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL, 2002. Recoge las actas del Segundo Simposio del año 2000. · Escritura de la Historia de las Mujeres en América Latina. El retorno de las diosas. Sara Beatriz Guardia (Editora). Lima: CEMHAL – Universidad de San Martín de Porres (Perú) – Universidad Fernando Pessoa, Oporto, Portugal- Foro de Estudios Latinoamericanos, Viena, Austria, 2005. Recoge los trabajos presentados a la Red de Investigación. · Mujeres que escriben en América Latina. Sara Beatriz Guardia (Editora). Lima: CEMHAL, 2007. Recoge las actas selectas del Tercer Simposio. Es evidente que queda un largo camino por recorrer. Pero los trazos y también los hitos están marcados para seguir las huellas perdidas, recuperar las voces silenciadas, los rostros que apenas se vislumbran en la conciencia colectiva de las mujeres. Quizá esto nos devele aspectos insospechados del devenir de la sociedad, de nuestra historia, y de nosotros mismos, pues, “para decir los pronombres hermosos y reconocernos y ser fieles a nuestros nombres hay que soñar hacia atrás, hacia la fuente, hay que remar siglos arriba...” 15 nota biografica Sara Beatriz Guardia Escritora peruana. Ha publicado artículos, entrevistas y ensayos sobre cultura y género en diarios y revistas del Perú y otros países. Actualmente desempeña el cargo de Investigadora del Instituto de Investigación de la Universidad de San Martín de Porres, y es Directora Fundadora del Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL. Ha participado como ponente en simposios y seminarios realizados en Alemania, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, España, Francia, Malasia, México, Perú, Suecia. Es autora de: José Carlos Mariátegui. Una visión de género (2006); Mujeres Peruanas. El otro lado de la Historia. (1985, 1986, 1995, 2002) Voces y cantos de las mujeres (1999). Editora de: Mujeres que escriben en América Latina (2007); Escritura de la historia de las mujeres en América Latina. El retorno de las diosas (2005). Historia de las Mujeres en América Latina, conjuntamente Juan Andreo (2002). 1 Sara Beatriz Guardia. Mujeres Peruanas. El otro lado de la Historia. Lima: Editorial Minerva, 1995 (3ª edición) 2 Pablo Macera. Prólogo en ibídem p. 11. 3 En 1976, Michel Foucault le dedicó a esta cuestión su libro: La volonté de savoir. 4 Arlette Farge. "La Historia de las Mujeres. Cultura y poder de las mujeres: ensayo de historiografía”. En: Historia Social No. 9, invierno 1991, p. 64. 5 Silvia Rodríguez Villamil. "Mujeres uruguayas a fines del siglo XIX: ¿Cómo hacer su historia?". Universidad de Barcelona: Boletín Americanista. Año XXXIII, 1992-93, p. 73. 6 Sara Beatriz Guardia. Voces y cantos de las mujeres. Lima: 1999, p. 7 Historia Social No. 9, Barcelona: 1991, p. 53 8 Silvia Rodríguez Villamil, ob. cit., p. 76< 9 Anne Marie Hocquenghen - Patricia Lyon. “A class of anthropomorfic super natural female in Moche Iconography”. Ñampa Pacha an International series for Andeans Archaeology, No. 18. Berkeley, California, 1980. 10 También fueron importantes fuentes de consulta: Mercedes Cabello de Carbonera: "Influencia de la mujer en la civilización"; Rebeca Carrión Cachot. La mujer y el niño en el antiguo Perú; Elvira García y García. La mujer peruana a través de los siglos; María S Castorino. Evolución Femenina: Una mujer extraordinaria; René Radiguet Maximilian. Mujeres limeñas del siglo XIX; Judith Prieto de Zegarra. Así hicieron las mujeres el Perú; Olga Rodríguez Arias. La mujer en el Imperio de los Incas; Magda Portal. Flora Tristán, Precursora", entre otros. 11 Ese año Carolina Carlessi publicó, Mujeres en el origen del movimiento sindical. Crónica de una lucha. Huacho, 1916-1917. Lima: Ediciones Lilith y Tarea. 12 La carencia de fuentes fue una de los retos más difíciles de resolver durante los años de ardua y difícil investigación en busca del dato que permitiera reconstruir esta historia. Constituyeron obras fundamentales, los libros de José Carlos Mariátegui, Flora Tristán, Federico Engels, John Murra, entre otros; los textos de las mujeres escritoras del siglo XIX, y aquellos referidos a mujeres excepcionales como Francisca Zubiaba y Flora Tristán. 13 María Teresa Diez – Celia María Percero. “Perpectivas historiográficas: mujeres indias en la sociedad colonial hispoamericana, en: Sara Beatriz Guardia (Compilación y edición), La escritura de la historia de las mujeres en América Latina. El retorno de las diosas. Lima: CEMHAL -Universidad de San Martín de Porres - Universidad Fernando Pessoa, Oporto, Portugal – Foro de Estudios Culturales de Latinoamérica, Viena, Austria, 2005, p. 175. 14 Margarita Zegarra (Editora). Mujeres y género en la Historia del Perú. Lima: Cendoc, 1999, p. 9. 15 Octavio Paz. El cántaro roto.
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